“Vivimos en una sociedad tolerante que nos
permite elegir. Sin embargo las madres se suelen sentir clasificadas por sus
elecciones y alejadas de otras madres
que han elegido algo diferente.”
Naomi Stadlen.

Existe muchísima información sobre las ventajas de la leche materna para el desarrollo físico, inmunológico, emocional y cognitivo del bebé. También cada vez más encontramos información científica sobre las ventajas acumulativas para la salud física y emocional del niño de la lactancia prolongada. La OMS y la UNICEF plantean algunas recomendaciones o lineamientos sobre la duración de la lactancia, sin embargo la respuesta a la pregunta de cuánto tiempo debería durar la lactancia materna no se encuentra en ninguna de estas publicaciones o lineamientos. La lactancia materna debe durar el tiempo que la madre (y más adelante) el niño quieran o pueda.

Es muy tentador, y a menudo es algo que encuentro en algunos de los blogs sobre maternidad que sigo, “medir” la calidad de la maternidad a partir del tiempo que se amamanta a l@s hij@s. Pareciera que “a más teta, mejor madre” y esto no sólo no es cierto en todos los casos sino que contribuye a juzgar, comparar y dividir a las madres entre las que se posicionan de un lado y las que se encuentran en el otro.

Si una madre sólo amamantó a su hijo durante un mes y luego, por las razones que sea, no pudo o no quiso hacerlo más, debemos celebrar los días que esa lactancia se mantuvo en lugar de señalar los que faltaron. Si por razones de índole personal (no debemos olvidar que no estamos por saber las vicisitudes de la vida de cada una) una madre decidió dar el biberón desde el inicio, esto es algo que no debe ser cuestionado ni juzgado. La voz de la mujer como individuo también ha de tener peso, aunque la alimentación del bebé no vaya a ser de la misma calidad. Si una madre decide que no quiere depender del sacaleches y que su lactancia durará el tiempo que dure su permiso de maternidad, esta decisión también es válida y respetable. De la misma manera, si una madre decide prolongar su lactancia con sus hij@s hasta que se produzca un destete natural –que suele darse en algún momento entre los 2 años y medio y los 7 años– tampoco es justo tacharla de “talibana de la teta” o criticarla diciendo cosas como que está generando dependencia en sus hij@s, mucho menos insinuar algún elemento sexual/erótico de por medio.

No olvidemos que, por lo general, estas críticas suelen venir del entorno más cercano de la madre, familiares y amigos con la suficiente confianza como para opinar al respecto y cuyos comentarios, querámoslo o no, afectan y resuenan en la madre al punto que, si son cosas que ella prefiere no escuchar, debe invertir una cantidad importante de energía para lograr no sentirse afectada.

La lactancia es un territorio que le compete a la díada madre-bebé, o madre-niñ@ y secundariamente al padre de esa criatura. Y es un tema en el que nadie más debe meterse. Nadie más.

Al punto al que quiero llegar con todo esto es que las madres nos sentimos más tranquilas y, por tanto, somos mejores madres, en la medida en que percibimos que nuestras decisiones con respecto a la maternidad son respetadas y valoradas. Las madres nos sentimos en mejores condiciones de criar y conectar con nuestros hij@s en la medida en que no nos sentimos cuestionadas, ni juzgadas, en la medida en que no se generan dudas con respecto a nuestra capacidad de maternar. Y en esa misma medida, si sentimos que hemos sido respetadas y escuchadas, seremos capaces de buscar ayuda o apoyo si nos topamos con algún problema que nos está siendo difícil de manejar.

Todas las madres quieren hacerlo bien, den el pecho o den el biberón. No es adecuado hacerlas sentir “menos mamá” o “demasiado mamá” por la decisión que hayan tomado con respecto a cómo alimentar a sus hij@s.

“La maternidad no es una competición. Es un espacio inmenso en donde cabemos todas. Ninguna puede abarcar todas sus posibilidades ni tomar siempre las mejores decisiones (…) La maternidad se centra en el amor que una madre da a su hijo de múltiples maneras. Su estilo es único, pero la experiencia común de ese amor nos conecta a todas”.[1]

[1] Naomi Stadlen (2005). Lo que hacen las madres. Barcelona: Urano. Pag. 17

Psicóloga Perinatal, con formación en psicología clínica y terapia de pareja y familia, especializada en maternidad, paternidad y crianza, y orientada desde la crianza respetuosa y el ecofeminismo.

Barrio Sagrada Familia - Barcelona

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